El comunicólogo y experto en redes sociales Enrique Dans publica en su blo que en En Estados Unidos, una ley ha obligado a las compañías farmacéuticas a revelar todas las cantidades y conceptos pagados a médicos. Quince de ellas lo han hecho ya, y ProPublica se ha tomado el trabajo de recoger esa información que se encontraba en varios casos en formatos difíciles de analizar, organizarla en una base de datos completa, y presentarla de manera que cualquiera puede acudir a su página “Dollars for Docs“, introducir el nombre de un médico, y ver cuánto ha ingresado procedente de esas compañías y en qué conceptos.
Como comenta Dans, «la consulta de la base de datos resulta reveladora en muchos sentidos. Puedo ver cómo la pediatra de mi hija de cuando vivíamos en Los Ángeles nunca ha recibido nada, mientras que el alergólogo de mi mujer, por ejemplo, ha cobrado entre 2009 y 2012 más de cien mil dólares en conceptos como conferencias, consultoría y viajes de compañías como GlaxoSmithKline, Cephalon, Merck o AstraZeneca. Podría contrastar los medicamentos que habitualmente receta para comprobar posibles influencias, o simplemente pensar hasta qué punto es malo (o bueno, o sospechoso, o lo que quiera pensar del tema) que un profesional de la medicina mantenga una actividad consultora y como conferenciante a ese nivel. Podemos ver, tambien, las prácticas de las empresas del sector: varias docenas de compañías no han revelado aún esa información a pesar de haber sido requeridas, mientras que otras lo han hecho en formatos imposibles o complicados de analizar. Algunas han creado compañías destinadas a proporcionar educación a médicos, que al ser independientes no revelan los pagos que hacen a los facultativos que contratan como profesores, mientras que otras dan de alta pagos a un supuesto médico llamado Dont Knw en California, a otro que vive en Anywhere, Ill; o a uno situado en Anytown, Texas. Por no citar casos que aparecen sin apellido, o con iniciales, o… no, la transparencia absoluta es probablemente imposible de alcanzar. Pero al menos, se ve que, aunque cueste, se intenta».
 
La patronal de la industria farmacéutica, Farmaindustria, es muy estricta en el código ético que aplica a sus miembros. Los regalos a médicos no pueden tener más que un valor simbólico y los congresos no pueden celebrarse en zonas turísticas ni tener una categoría superior a 4 estrellas. La pregunta es si eso es suficiente y si el paciente tiene derecho a conocer la relación de su médico con los laboratorios.
 
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