La organización HelpAge International, dedicada a concienciar sobre la importancia de una vejez digna, ha elaborado, coincidiendo con el Día Mundial de las Personas Mayores, el primer índice internacional sobre envejecimiento y salud, el AgeWatchGlobal. En él se analizan los datos de salud y calidad de vida de las personas mayores en 91 países. España, con 57 puntos, queda por detrás de la mayoría de los países desarrollados (y a gran distancia de los 74 de Suecia y los 73 de Noruega). Incluso está por detrás de Argentina y Uruguay y sólo algo por encima de Brasil.
La jubilación ya no es una época dorada en la que disfrutar de los nietos y viajar. Cada vez son más los mayores que deben hacerse cargo de su hijos que se han quedado sin trabajo e incluso sin hogar, y de sus nietos. En el acceso a la sanidad, que antes era universal y gratuita, muchos se encuentran con listas de espera más largas, inequidades por comunidades autónomas, y con el copago de medicamentos de administración hospitalaria. Otros ni siquiera tienen acceso a la salud. Los excluidos del sistema, de los que apenas se habla, salvo por las ONGs, que deben realizar campañas publicitarias para que sepamos de su existencia.
Si la situación sanitaria de los mayores deja mucho que desear, a juzgar por los datos de organizaciones nacionales e internacionales, ¿qué nos espera en los próximos años, cuando una de cada cuatro personas sea mayor de 60 años y una gran parte no haya cotizado lo suficiente para cobrar una pensión retributiva? ¿cómo será la sanidad que nos espera a todos? Ya este año, la Seguridad Social sacará 6.148 millones de euros del Fondo de Reserva, la llamada ‘hucha de las pensiones’, para pagar las pensionesEs de esperar que al menos la tecnología aplicada a la salud, la eSalud, pueda ayudar a paliar los menguantes recursos del sistema público. En cualquier caso, la voz de los mayores debe ser escuchada para que las autoridades sanitarias tomen medidas y los índices de calidad de vida no sigan bajando. Los medios de comunicación tienen un papel clave para que eso ocurra y se hable de estos temas, con independencia de que a los anunciantes les interese reflejar sólo a gente joven y sana. Pero la revolución 2.0 ofrece también una oportunidad para que a través de asociaciones de pacientes y de consumidores, y de forma directa, a través de blogs y redes sociales (una vez que la brecha digital entre generaciones va amortiguándose) su voz llegue a todo el mundo.