Las nuevas tecnologías sanitarias aportan numerosos beneficios, como demostró recientemente el informe «Aportación de valor de las tecnologías en el sector sanitario», pero su incorporación en España está siendo, según aseguran numerosos expertos, demasiado lenta. Sin embargo, existen nuevas tecnologías identificadas por la Red Española de Agencias de Evaluación de Tecnologías y Prestaciones del SNS como susceptibles de ser incorporadas a nuestro sistema público de salud en un plazo corto, máxime dos años. En las especialidades de cardiología, oncología y neurología éstas son las más destacadas:
En cardiología, la crioablación por cáteter permitirá tratar de forma más efectiva la fibrilación auricular, mientras que las enfermedades cardiacas congénitas complejas podrán ser abordadas en las primeras horas de vida mediante células madre de cordón umbilical autólogo (es decir, con las células madre del propio bebé). Además, el sistema cuadripolar de estimulación cardiaca y desfibrilador será empleado para terapia de resincronización cardiaca.
En oncología, la braquiterapia de alta tasa de dosis (HDR) guiada por RM podrá aportar beneficios en los tumores de próstata. Esta técnica permite escalar dosis altas de radiación, con lo que obtiene mejor control local, minimiza las dosis de radiación en los órganos sanos, no deja semillas radioactivas y es raro que afecte a la función sexual. El tratamiento con braquiterapia se puede completar en menos tiempo que el de otras técnicas de radioterapia, hecho que puede ayudar a reducir la probabilidad de que las células cancerígenas sobrevivan, se dividan y crezcan en los intervalos entre cada dosis de radioterapia.
En neurología, los neuronavegadores, herramientas de neurología de última generación, podrán ser utilizados para reconocer con gran precisión la ublicación, forma y volumen de la patología a tratar, sin afectar las capacidades del paciente. Esta tecnología proporciona al cirujano y a su equipo un margen de seguridad y confianza para tratar con mayor facilidad lesiones cerebrales y de columna.
¿Cuándo estas nuevas tecnologías serán una realidad en nuestra Sanidad pública?