Los vídeos en salud pueden ser una herramienta muy potente para educar en salud pero también pueden confundir y desinformar, según han revelado recientes estudios.

Uno de los cambios más importantes en el contenido en Internet es la multiplicación de los vídeos. No hay web que se precie que no incluya diversos vídeos cortos que permitan impactar a los lectores/ espectadores. Y la salud no es una excepción. Los vídeos  sobre el tratamiento y la prevención de diferentes enfermedades son claves para concienciar a los pacientes. Laboratorios, sociedades científicas, centros médicos, autoridades sanitarias,  y asociaciones de pacientes los utilizan cada vez más. Sin embargo, como ocurre, con la información sanitaria, es difícil distinguir el grano de la paja.

Un estudio publicado en la última edición de la revista Nurse Education Today revela que la mayoría de los vídeos educativos sobre salud en YouTube no cumplen los requisitos mínimos de calidad, según  investigadores de la Universidad de Manchester (en Reino Unido). Analizaron 100 vídeos sobre 10 temas relacionados con competencias clínicas comunes desde el punto de vista de la enfermería. Sólo uno de ellos fue calificado como bueno, referido a la canulación, y fue calificado como satisfactorio el 60% de los referidos a Resucitación Cardiopulmonar y venopunción. Para los autores, “hay una clara necesidad de someter a una evaluación rigurosa la calidad de los vídeos de YouTube. Los profesores deben ser más proactivos en la recomendación de material de YouTube adecuado como material complementario de aprendizaje después de comprobar adecuadamente la calidad”.

En un estudio anterior, publicado el pasado mes de octubre, en una revista de pediatría alemana, los investigadores se centraron en los episodios paroxísticos en niños.  Comprobaron que algunos vídeos no sólo contenían información confusa sino que podía ser perjudicial para los niños de seguir los consejos indicados en ellos. La conclusión fue que “los materiales en vídeo en YouTube no puede ser, en general, considerados como útiles para los padres debido a un significativo desacuerdo entre los expertos, incluso entre los desórdenes mejor definidos de nuestro estudio”.

Desde la mejor intención, los vídeos, como las informaciones, pueden contener errores con consecuencias nefastas para los pacientes. Existen acreditaciones de webs, como el Hon Code, concedido por la Health On The Net Foundation; y la Web Médica Acreditada, que concede el Colegio de Médicos de Barcelona. Sin embargo, no existe acreditación sobre el contenido de los vídeos.

Las Jornadas Vídeos y Salud, que se celebraron en junio, por tercer año consecutivo, en la Escuela Andaluza de Salud Pública, reunieron a los profesionales más destacados de la blogosfera sanitaria. En ellas se destacó el papel educativo de los vídeos en salud. Dos de sus participantes, los enfermeros Serafín Fernández y Antonio Jesús Ramos, editores del blog  www.cuidando.es explicaban en este vídeo que no todo vale en Internet al hablar de salud:

Los pacientes que desean informarse en vídeo sobre su enfermedad deben, como en el caso de la información, recurrir a fuentes de confianza, como asociaciones de pacientes, sociedades científicas, instituciones oficiales, sus propios centros médicos… o incluso profesionales de la medicina o la enfermería, que se destacan por su labor educativa, como la enfermera Rosa Pérez, que, en su premiado El Blog de Rosa, ofrece consejos sobre cuidados para la prevención y el tratamiento de todo tipo de afecciones.

Sería interesante contar con un repositorio de vídeos educativos de salud de calidad, en el que participen profesionales de la salud y de la comunicación y que cuenten con una licencia de Creative Commons para que todo aquel que quiera utilizarlos citando la fuente pueda hacerlo.

 

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