Compañías tecnológicas de todo el mundo están desarrollando dispositivos y aplicaciones para una de las herramientas que más puede cambiar la asistencia sanitaria tal como la conocemos, la monitorización constante de los pacientes. Toda nuestra actividad física, hábitos de alimentación y constantes vitales pueden ser ya registradas en sensores adheridos a la piel o en la ropa y monitorizadas por profesionales sanitarios que tan sólo necesitan una pantalla, fija o móvil, desde la que seguir nuestra evolución y recibir alertas. Se trata de una posibilidad de la eSalud que ya se está utilizando en muchos pacientes y que permite una medicina mucho más personalizada y eficaz, que reduce costes de desplazamientos, medicación, ingresos en urgencias y hospitalizaciones, y posibilita que los pacientes reciban el mejor tratamiento en cada momento. ¿Y qué dispositivo llevamos a todas partes que permita recoger los datos y comunicarse de manera inalámbrica con nuestro profesional sanitario? Sí, ese mismo.
El pasado año, Samsung lanzó su herramienta S Health para monitorizar nuestra actividad física y acceder por Bluetooth a medidores de la tensión arterial y de glucosa. Este año ha dado un paso más y seguro que no será el último. El Samsung Galaxy S4 incluye un podómetro para registrar el número de pasos que damos o corremos durante el día, y condiciones como la temperatura ambiente o la humedad. También permite conectarse a una banda para medir el pulso, como hacen los dispositivos específicos de entrenamiento deportivo. La diferencia es que podemos tener todo en uno y transmitirlo al centro de salud.
Apple no se ha quedado atrás. Tras aliarse con Nike para medir los pasos y la posición la compañía californiana parece estar pensando en un reloj, el famoso iWatch (aunque no se llamará así por motivos de registro de marca), en el que se integren otros muchos datos. Mientras, el mercado de las pulseras de monitorización no para de crecer, como la Fuelband de Nike, y Fitbit y Jawbone.
Estas compañías han descubierto que una de las claves para animar a utilizar estos dispositivos de monitorización es la competición: cuando puedes mostrar tus resultados a todo el mundo (o a tus amigos) y superar tus retos individuales o de grupo. Y si es jugando mucho mejor (la llamada gamificación o serious games).
Toda esta cantidad de datos (Big Data) tiene otras muchas posibilidades que la salud individual, ya que su análisis tiene un valor incalculable para autoridades sanitarias, laboratorios, centros médicos e investigadores, a la hora de decidir asignar recursos, desarrollar tratamientos u organizar campañas de concienciación, entre otras. También plantea importantes dudas sobre el derecho a la privacidad.
Para más información, desde COMunicación en Salud recomendamos leer el siguiente informe de una compañía norteamericana de gestión de datos:
http://info.modernhealthcare.com/rs/crain/images/Mobile%20Healthcare.pdf