La experiencia del paciente se consolida como criterio de calidad asistencial en la gestión sanitaria, y los medios sociales se convierten en una vía eficaz para conocerla. El NICE británico, el organismo encargado de evaluar y recomendar protocolos de diagnóstico y tratamiento en el Reino Unido, ha elaborado una guía clínica en la que recopila todos sus consensos, protocolos asistenciales, y estándares de calidad relacionados con la experiencia de los pacientes adultos en los servicios sanitarios del National Health Service. El documento, como explica el doctor Teodoro J. Martínez (http://teodorojmartinez.wordpress.com), «proporciona una visión de conjunto centrada en el enfermo y sus necesidades, y se convierte así en una herramienta de indudable valor para el rediseño de procesos y la mejora de la asistencia, tanto para gestores como para profesionales».
La guía considera la experiencia del paciente como prioritaria e incluye indicadores concretos de calidad de la asistencia siempre desde el punto de vista del mismo, relacionados con el respeto, su independencia, la atención a sus miedos y preocupaciones, su capacidad para decidir y la atención a su nutrición, necesidades personales y analgesia.
Y si eso ocurre en la sanidad pública, la tendencia en la privada es aún mayor. En Estados Unidos, las aseguradoras privadas, como Medicare, también se centran en ese concepto, la experiencia del paciente, para evaluar la asistencia que proporcionan clínicas y profesionales y ajustar los pagos según la misma.
Hace tiempo que la valoración del servicio que hacen los pacientes puede medirse de manera más eficiente que con una simple encuesta al finalizar el mismo. Los medios sociales proporcionan una herramienta única para conocer esa experiencia en todo momento, desde que se solicita la cita hasta después de la consulta, en el seguimiento asistencial. Muchos análisis sobre tendencias en salud, marketing, política y economía, entre otras, utilizan el potencial de la monitorización en redes como Twitter para conocer la propagación de epidemias o de incendios, las posibilidades de una tregua terrorista o cuál puede ser la próxima moda, entre otros. La monitorización es sencilla y económica, sólo falta dar el segundo paso: implementar la asistencia a partir de ese feedback.
See on: pathways.nice.org.uk