La confesión de una enfermedad por parte de un personaje famoso tiene un gran impacto en la concienciación sobre la misma y es mayor cuanto más grave sea. Todos recordamos los casos del actor Rock Hudson, cuando confesó su sida en 1985; del jugador de baloncesto Magic Johnson, que reveló ser seropositivo en 1991; y el más reciente de la actriz Angelina Jolie con el cáncer de mama. Sin embargo, ¿consigue un efecto duradero? Según un estudio publicado en la revista Health Communication, se trata de algo pasajero, al menos en lo relativo al cáncer. Los investigadores analizaron la cobertura informativa y las búsquedas relativas a famosos que habían confesado un tumor, como Kylie Minogue (de mama), Nancy Reagan (cérvix) y Steve Jobs (páncreas), y aunque la repercusión en la opinión pública era considerable, determinaron que no duraba mucho. Quizá porque no hubo tiempo de analizar el personaje con mayor impacto en los últimos años en la concienciación del cáncer, Angelina Jolie. Cuando confesó haberse realizado una mastectomía doble para evitar el riesgo de sufrir cáncer de mama ocasionó una oleada de solicitudes de test genéticos. Durante semanas no se habló de otro tema en los espacios de sociedad, cultura y corazón y hasta la revista Time le dedicó una portada al llamado “efecto Angelina”.
En España tenemos otros ejemplos de famosos que han ayudado a concienciar sobre el cáncer, como las cantantes Luz Casal y La Mari, de Chambao; la modelo Sandra Ibarra; la diputada Uxue Barcos y la presentadora Terelu Campos, que tuvo el valiente gesto de posar sin peluca para la revista Hola este verano.
En esa misma revista, Miguel Boyer, ex ministro (y celebrity tras su unión con Isabel Preysler) también transmitía, con su ejemplo, un mensaje positivo a quienes han sufrido un ictus. Un paso más allá es el dado por la actriz Silvia Abascal, quien también lo sufrió, a la temprana edad de 35 años. En junio publicaba el libro Todo un viaje, en el que narra, en primera persona, sus vivencias tras el infarto cerebral. Un año antes, por la misma fecha, otra actriz, Sharon Stone, de visita en España también recordaba, en el programa Hay una cosa que quiero decirte, de Tele5, que había vida tras un aneurisma cerebral (o incluso dos, como es su caso).
El programa que presenta Jorge Javier Vázquez incluye, desde hace algún tiempo, el testimonio de famosos que apoyan una causa relacionada con la salud. Antiguos triunfitos como Chenoa, David Bustamante y Rosa López han aparecido en el mismo para dar visibilidad a personas con enfermedades graves que o bien no pueden costearse sus tratamientos o tienen un sueño que cumplir.
Sin embargo, no todas las intervenciones de famosos en la salud son loables. Como advertía el dietista Juan Revenga en 20 Minutos, las apariciones de Belén Esteban en los platós televisivos atribuyendo su pérdida de peso a un test genético de intolerancia a los alimentos, sin ninguna validez científica, hacen un flaco favor (nunca mejor dicho) a quienes buscan perder kilos a través de atajos inexistentes.
Sería deseable aprovechar el impacto de los testimonios de personajes famosos (y respetados) para lograr cambios duraderos en los hábitos de salud y en la prevención de muchas patologías. Y para eso es necesaria la colaboración de autoridades, profesionales sanitarios, pacientes y comunicadores especializados en salud en una estrategia coordinada de comunicación que incluya tanto canales de gran difusión, como televisiones y redes sociales, como otros destinados a mejorar la educación en salud que realizan los profesionales de la sanidad.