Hace unos días publicamos un post sobre los rumores de salud en Internet. En esta ocasión hemos querido recabar la opinión de algunos expertos sobre el tema. Todos coinciden en la importancia de contrarrestarlos con datos y la colaboración de profesionales de la salud.
Uno de los referentes en la llamada salud 2.0, el doctor Salvador Casado, pionero en valerse de las redes sociales para extender la consulta más allá de cuatro paredes, se muestra crítico con la información disponible en la Red. “Internet es una plaza pública donde hay de todo. Se pueden encontrar agujas en el pajar pero lo que predomina es la paja. La información sobre salud suele ser de calidad deficiente o dudosa, por exceso, inadecuación o falta de rigor entre muchas razones”, señala.
Por ese motivo, los bulos encuentran su mejor caldo de cultivo en la Red: “Los rumores son también muy frecuentes. Youtube y las redes sociales viralizan con facilidad mensajes que no están contrastados o son directamente falsos”.
¿Qué se puede hacer? “En mi opinión los profesionales sanitarios tienen un papel determinante en esta escena. Las obligaciones de una enfermera o un médico no acaban en su consulta. La sociedad de la información nos pide a todos cambios y adaptaciones en los usos y costumbres, en el mundo sanitario también. Un profesional sanitario público se debe a la sociedad para la que trabaja, esto implica un grado de participación en la arena pública y un rol a la hora de emitir contenidos sobre salud o estar al tanto de los que circulan por Internet para detectar y señalar bulos o rumores falsos”.
Por eso anima a los profesionales de la salud a estar activos en los nuevos canales de comunicación. “Algo está moviéndose lentamente. Espero que la voz de los que se dedican a la salud salga de sus consultas a la calle”, sentencia.
La campaña Gripe y Calma, impulsada por profesionales sanitarios, fue, a su juicio, “un paradigma del papel que los profesionales sanitarios pueden tener en un momento de crisis social como fue la epidemia de gripe A del año 2009 que suscitó alarmas, vacunaciones masivas y uso de antivirales de una forma sobredimensionada. Un grupo de médicos de familia salió a la arena pública para explicar lo que estaba pasando y aportar evidencia científica que aportara valor a la sociedad. Este tipo de acciones, individuales o colectivas, son necesarias en nuestro tiempo. La voz de profesionales independientes en cualquier campo es de gran valor dentro de un paradigma guiado por intereses económicos y comerciales”.
En este sentido, en nuestro blog nos referíamos a las diatribas de la doctora y monja Teresa Forcades contra la vacuna de la gripe A y la del papiloma, que se propagaron rápidamente por Internet y cuya contraargumentación por parte de sociedades científicas y organismos oficiales apenas encontró eco mediático. El periodista Miguel Jara, autor de los libros Traficantes de salud y Conspiraciones Tóxicas, en los que critica las prácticas promocionales de la industria farmacéutica, defiende a la doctora Forcades y la desvincula de los bulos. “Internet es una especie de cajón de sastre y es cierto que corren bulos variados en todos los ámbitos pero no cabe intentar desacreditar el No bulo de la monja Forcades asociarlo a otros posibles”, explica.
Un rumor, según Jara, “por sí solo no hace gran daño, puede dañar la imagen de alguien o de algo un tiempo pero al carecer de consistencia se desvanece en el tiempo, lo que tiene poder es la influencia y la credibilidad y eso se construye con lo contrario de rumores: datos contundentes, documentados y verificables y persistencia en su comunicación”.
Uno de los mayores expertos en la divulgación de la salud en Internet, el doctor Joan Carles March, director de la Escuela Andaluza de Pacientes, advierte que “los rumores siempre que sean negativos o afecten a alguien a quien sea interesante darle, circulan a más velocidad que los rumores positivos. Ésta es la realidad de la comunicación. Pasa en los hospitales, pasa con los jefes, pasa con ciertos famosos y pasa con la industria”. Sin embargo, aclara, “se dice que los rumores son siempre falsos, pero la realidad es que ha habido multitud de rumores que han sido confirmados por la realidad. Probablemente deberíamos pensar que la habitual concepción de los rumores como un fenómeno negativo, fantástico e irracional pudiera no ser la más correcta. Cabe preguntarse, por tanto, si, lejos de revelarse como un misterio, los rumores no obedecen a una lógica cuyos mecanismos merezca la pena intentar descubrir”.
¿Y cómo se responde ante rumores que no son ciertos? “Los antimensajes son difíciles de que calen y más cuando la rueda circula a gran velocidad”, admite. Sin embargo, la mejor respuesta es la que está prevista: “Hay que preparar mejor la estrategia antirumores, tener muy bien preparada la artillería, tener los argumentarios y quienes hacen de contraargumentadores”.
En conclusión, plan de crisis, profesionales de la salud en la Red y argumentos científicos sólidos.