Plataformas de comunicación, vínculos sociales, creadoras de significados, movilizadoras de voluntades y catalizadoras de emociones… muchas son las potencialidades y ventajas de las redes sociales. Sin embargo, también encierran sus peligros. Expertos advierten de nuevas patologías desconocidas hasta hace poco que afectan especialmente a los jóvenes, pero también a adultos. Estas patologías son la disminución en adolescentes de la capacidad para la intimidad que conduce a una necesidad excesiva de exhibirse y mostrarse públicamente; la búsqueda incesante del reconocimiento externo como base de la propia autoestima; la intoxicación cibernética, es decir, poco tiempo para procesar la enorme cantidad de información recibida y la dependencia del móvil y ordenador para no pasar por alto ningún aviso de mensaje.
Pero, ¿cómo detectar estas patologías? Señales que pueden disparar las alarmas son el aumento de la irritabilidad del sujeto, aislamiento social, impaciencia, intolerancia a la espera, disminución del rendimiento escolar en adolescentes, empeoramiento de las relaciones familiares, fluctuaciones del estado emocional, frustración elevada o la necesidad exagerada de conectarse durante un largo espacio de tiempo a la red. Las personas con trastornos depresivos, déficit de atención, trastornos de fobias sociales o que manifiestan conductas hostiles son especialmente vulnerables.
Así, ante la manifestación de cualquiera de los síntomas anteriores la mejor opción es acudir al especialista para que compruebe si existe una adicción real a las redes sociales y, si es así, indique cómo tratarla.