La confesión de dopaje realizada este jueves por la noche por el exciclista Lance Armstrong, siete veces ganador del Tour de Francia, “es un ejercicio de comunicación milimétrico”, consideró este viernes el director de la carrera francesa.
La decisión de Lance Armstrong de conceder una entrevista en horario de máxima audiencia a la periodista más influyente del mundo, Oprah Winfrey, es muy acertada desde el punto de vista de la comunicación. Una vez decidido (quizá porque ya no tenía salida) que confesaría, qué mejor que hacerlo en un formato televisivo en el que pudiera dar un argumento emocional para contrarrestar la mala imagen que proyectaba confensando. Si se hubiera enfrentado a una rueda de prensa abierta no hubiera podido desplegar la imagen de arrepentimiento que le ofrece una entrevista de este tipo: el rostro compungido, los silencios espesos… y también la seguridad de que la entrevistadora no sobrepasaría cierto nivel de agresividad. Ahora, ineludiblemente, vincularemos su confesión a su rostro arrepentido.
En la comunicación de crisis la empatía es un aspecto fundamental que hay que desplegar, sobre todo cuando hablamos de salud.
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