La transformación digital ha venido para quedarse. Es una realidad muy tangible que la pandemia ha acelerado, afectará a todos los ámbitos de la empresa y el marketing no es ajeno. Formarse es necesario pero trazar un plan de trabajo imprescindible. Elaborar una estrategia se antoja fundamental para dar los pasos correctos y, en consecuencia, tener notoriedad en este ecosistema emergente y actual.

Revolución digital a causa de la pandemia

El sector salud no es ajeno a este cambio de paradigma y todos los actores implicados deben adaptarse a la transformación digital para sobrevivir. Implementación y práctica son necesarias siguiendo la prueba y error como elemento de mejora continua.

De hecho, la consultora Deloitte ha publicado un artículo mencionando las predicciones a cuatro años vista y hace especial énfasis en que la manera de entender la salud ha cambiado: seguirán las teleconsultas a través del vídeo video-consultas) o del teléfono (audioconsultas). La, asistencia hospitalaria se limitará a urgencias y tratamiento especializado como los traumatismos. La pandemia y la concentración masiva de enfermos en los centros hospitalarios han sido el detonante para este cambio de hábitos.

Marketing online: rentabilidad y esfuerzos

El marketing digital, que está tan en boga, requiere de estrategia y unificación de procesos y medición del ROI (retorno de la inversión que se realiza). Los planes de marketing tradicionales precisan de una conversión u integración al canal online, y de usar herramientas de diversa índole para medir resultados o automatizar procesos con los que ahorrar tiempo.  Los esfuerzos del departamento se centrarán en labores más creativas y menos mecánicas.

El buyer persona o perfil de cliente real

Toda estrategia parte de un perfil de cliente (buyer persona) muy determinado y con características muy definidas. Es decir, pacientes que ven en internet un aliado a la hora de mantenerse informados acerca de su salud. De hecho, en el año 2015 Doctoralia junto a la UOC y la consultora Open Evidence publicaron un informe, realizado en diversos países España incluido, en el que se concluye que entre un 73% y un 90% de los internautas consultaban temas como enfermedades e información sanitaria.

No solo de pacientes se conforma la industria de la salud, encontramos a los prescriptores de los productos que son los sanitarios (por ejemplo: médicos, enfermeras,  farmacéuticos o nutricionistas). Una vez identificados los grupos de interés nos centraremos en cómo suministrar la información a cada uno, saber qué tipo de contenido requiere y el estado de conocimiento en qué se encuentra.

Embudo de conversión

Aunque el buyer persona forma parte del marketing relacional, podemos distinguir tres etapas para clasificar a cada uno de nuestros públicos objetivo:

  • Descubrimiento: Etapa inicial, en el que el usuario está descubriendo el producto. Extrapolando al marketing sería el momento en el que podemos ver algún banner en una web, un video o elemento llamativo.
  • Consideración: Etapa de maduración en la que el prospecto tiene cierta relevancia por la marca o producto. Encuentra referencias en internet sobre un medicamento, lee en un blog sobre la marca o simplemente a nivel offline un boticario o médico de cabecera te receta una determinada solución o fármaco.
  • Decisión: En este punto final el comprador o la compradora se decide a realizar una conversión. Dicho de otro modo, realiza la compra en una farmacia online o si hablamos del caso de un delegado comercial de una industria farmacéutica consigue llegar a un facultativo para tener una visita médica a través de mensajes automatizados y personalizados de su CRM.

Análisis y dotación de recursos tecnológicos

Examinar de qué medios dispongo actualmente y cuáles no. Si se dispone de web y blog (auditarla en su caso), CRM donde guardan contactos y realizar acciones de distinta índole como la automatización de procesos, reorientar al personal de la empresa para redactar contenido científico y crear contenidos atractivos para las audiencias y compilar la documentación necesaria para elaborar dichos materiales digitales.

En este sentido es fundamental adaptar todos los medios al entorno digital, por ejemplo conseguir una web ágil, responsive (multidispositivo y adaptable) e intuitiva, y a diferentes formatos (tableta y mobile).

DAFO y objetivos SMART

Siguiendo con el análisis deberemos realizar una auditoría donde establecer las carencias y fortalezas de la empresa en internet. Trazar una hoja de ruta para poder trabajar bajo unos objetivos claros y definidos.

Premisa importante: teniendo presente, siempre, que cada empresa afronta la realidad con unos medios concretos y un contexto situacional que la rodea deben establecerse metas reales y alcanzables.

Plan de marketing digital estratégico

Una vez claros y definidos los clientes, creado un embudo y su recorrido por donde canalizar acciones, analizados los recursos actuales y a mejorar junto con un DAFO y fijados los objetivos más coherentes a la situación empresarial vigente…llega el momento de activar un plan de acción para desarrollar la estrategia.

Crear un plan de contenidos, calendarizado y cuantificado a nivel de publicaciones a realizar en el tiempo.

Elegir los canales para filtrar todo el expertise de la compañía: utilizar un blog, posicionarlo en buscadores, crear campañas en redes sociales para promocionando los productos o servicios sanitarios, elaborar una estrategia de email marketing para mantener un contacto más cercano con el cliente.

Pero lo más importante, y sin medición / interpretación no hay datos, es fijar indicadores de rendimiento. Así nuestro proyecto digital tendrá un seguimiento constante y que nos permita hacer mejoras en las acciones que llevamos a cabo.

Por último, cuantificar la inversión económica a realizar a nivel global. Así como el retorno de la inversión y a nivel de resultados intangibles (notoriedad, capilaridad en los públicos objetivos o recurrencia).

 

 

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